Dr. José Alberto Torres Hernández
La Anafilaxia es una reacción alérgica generalizada, de instauración rápida, que puede ser grave, y en algunos casos, mortal.
Se estima que la Anafilaxia afecta entre 3 y 30 individuos de cada 100.000 personas por año. Entre estos casos, la mortalidad se ha situado entre el 0,05 y el 2%. La relevancia de estas cifras radica en que muchos casos podrían evitarse con un buen diagnóstico y tratamiento, y más teniendo en cuenta que en no pocas ocasiones las personas implicadas son individuos jóvenes, incluso niños, sin una enfermedad grave previa.
La Anafilaxia se produce como consecuencia de la liberación explosiva de unas sustancias por parte de unas células, los mastocitos y los basófilos, que inducen los síntomas típicos de una reacción alérgica. El mecanismo más típico es la reacción alérgica inmediata clásica en la que un alérgeno se une a los anticuerpos tipo IgE (inmunoglobina E), que se hallan en la superficie de células del sistema inmunitario como los mastocitos y basófilos. Esta unión funciona como una llave que encaja en una cerradura y abre dichas células, las cuales liberan las sustancias que provocan los síntomas.
Las causas más habituales de la Anafilaxia son los medicamentos, los alimentos y las picaduras de abejas y avispas. En los adultos, la principal causa son los fármacos, y entre ellos destacan los antibióticos como las penicilinas y sus derivados, seguidos en frecuencia por la aspirina y los antiinflamatorios. El segundo lugar lo ocupan los alimentos, entre los cuales destacan las frutas como el melocotón, los frutos secos y el marisco. En los niños, el desencadenante más común son alimentos como el huevo, la leche, los frutos secos, el pescado y el marisco.
Los síntomas de la Anafilaxia pueden ser muy variados. En general, para que una reacción alérgica pueda ser considerada una “Anafilaxia”, ha de afectar a dos o más sistemas del organismo, es decir: piel, aparato respiratorio, tracto digestivo o sistema cardiovascular. Los síntomas aparecen rápidamente y la duración puede ser variable, hasta de unas horas, dependiendo del tratamiento administrado. En algunas anafilaxias puede que reaparezcan los síntomas al cabo de unas horas de la remisión inicial; es lo que se denomina anafilaxia bifásica.
Para diagnosticar la Anafilaxia solamente se dispone de la sospecha clínica. No existe ninguna prueba médica que la pueda confirmar o descartar en el momento. Se sospechará Anafilaxia, cuando una persona manifieste síntomas de una reacción alérgica que implique a más de un sistema del organismo. Lo más frecuente es que presente picor cutáneo, enrojecimiento o urticaria, y síntomas respiratorios, digestivos o cardiovasculares, especialmente si se instauran de forma progresiva después del contacto con un alérgeno conocido, o no, para ese paciente.
Se denomina “shock anafiláctico” cuando hay afectación cardiovascular con caída de la presión arterial con pérdida de la conciencia. Se trata de una emergencia médica vital.
El tratamiento de elección de la anafilaxia, en cualquier contexto, es la adrenalina intramuscular, que deberá aplicarse de inmediato siempre bajo la supervisión médica. Existen de igual forma dispositivos autoinyectables con una carga de Adrenalina para el uso del propio paciente que padece de alguna alergia importante. En caso de no portar la medicación o estar lejos de un centro hospitalario deber avisarse de forma inmediata al Servicio de Emergencias 911.
El paciente que ha presentado una anafilaxia debe ser remitido al alergólogo de forma preferente, para que sea él quien investigue la causa del episodio, eduque al paciente y a sus familiares sobre cómo prevenir nuevos episodios y cómo actuar si se presenta uno.